Raysa White
El 9 de Noviembre se conmemoró la caída del Muro del Berlin, en 1989, símbolo de la división de un pueblo por razones políticas e ideológicas. La humanidad ha vivido y vive divisiones más erráticas: las que se originan por causas religiosas.
Lo que signifique división, el mundo ha de codificarlo como traición. La humanidad debe encaminarse hacia la unidad porque hay enemigos más grandes que los que genera ella misma en sus cédulas de egoismo y ambicioso afán. La frase «divide y vencerás», que se ha usado tanto en las estrategias políticas, es una frase de naturaleza mezquina, que sólo beneficia a una mezquina minoría pobretona de alma y rápida en astucia.
El saldo vergonzoso del Muro de Berlín fueron más de 200 víctimas, algunas muertas como consecuencia de la detonación de minas; el sufrimiento de dos pueblos por casi 30 años y el tiempo perdido. Para la memoria queda como la historia inútil de un necio forcejeo. Nadie triunfó.
El Muro de Berlín: Las imágenes de la ciudad dividida y reunida