
Por FRANCES ROBLES
Bonao, República Dominicana – Edgar Arias, entrenador de pitcheo, tiene reflejado en el rostro el dolor de una persona que ha cometido un gran error y lo pagó caro.
Cuando tenía 19 años, los Cardenales de St. Louis querían firmar al lanzador derecho por solo $10,000, así que sus representantes lo convencieron de falsificar sus documentos para que pareciera que era más joven y más valioso. Así, Arias se convirtió en César Miguel de los Santos, de 17 años. Con un nuevo nombre y dos años menos, consiguió un contrato de $175,000 con los Angelinos.
“Engañaron a mi madre y le pagaron $5,000 al director de una escuela para que dijera que yo asistí a esa institución”, dijo Arias, que ahora tiene 23 años y es entrenador en Haina, a las afueras de Santo Domingo. “Los investigadores fueron a la escuela y dijeron que parecía que me habían borrado de la lista y que tenían sospechas. Entonces confesé”.
Arias es uno de cientos de dominicanos que aspiran a jugar en las Grandes Ligas atrapados en fraude de edad y robo de identidad. Casi 10 años después que las Ligas Mayores identificaron que unos 500 peloteros a todos los niveles del béisbol organizado habían mentido sobre su nombre o edad, la liga sigue plagada de falsedades y ahora echa mano a numerosos métodos, desde huellas digitales hasta pruebas de ADN, para eliminar el descontrol.
De los 500 prospectos que se investigan todos los años, más de una tercera parte son rechazados porque mintieron sobre su identidad o cuándo nacieron, dijo Dan Mullin, vicepresidente de las Ligas Mayores.
Pero los jugadores, entrenadores y el comisionado de béisbol de República Dominicana afirman que personas inocentes quedan atrapados en la ofensiva de la liga. Después de más de una década en las Grandes Ligas, recientemente el relevista Leo Núñez , de los Marlins, regresó a República Dominicana por primera vez con un pasaporte que tiene su nombre verdadero: Juan Carlos Oviedo. Mientras Núñez trata de solucionar sus problemas jurídicos, entrenadores y peloteros dicen que están pagando el precio por este tipo de engaño, aunque los jugadores de otros países pueden firmar después de los 20 años.
“Después de los 17 años los equipos no pagan mucho dinero”, dijo Arias. “Yo tengo 23 años; en Estados Unidos pudiera firmar, pero en República Dominicana no valgo nada, un viejo que nadie quiere firmar”.
Después de un año de suspensión, Arias firmó con San Diego por $3,000, pero se lesionó y le dieron de baja.
Las Grandes Ligas han sido afectadas por problemas aquí desde hace muchos años. Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001, el gobierno federal comenzó a controlar más las visas. Fue entonces que las Ligas Mayores descubrieron que más de 500 jugadores de diferentes niveles habían falsificado sus documentos.
En los años siguientes, Eny Cabreja, de los Astros, se convirtió en Wandy Rodríguez. Adrián Rosario, de los Diamondbacks de Arizona, era realmente Ramón Antonio Pena Paulino. Y Juan Mena, lanzador prospecto de Los Angeles, se convirtió en Ramón Reyes.
Los jugadores y entrenadores mienten rutinariamente sobre la edad de los prospectos porque los equipos pagan enormes bonos a los jugadores más jóvenes. Los equipos apuestan a cuánto puede mejorar un muchachón de 16 años y por lo general los rechazan cuando cumplen 18 años.
Las Grandes Ligas abrieron una oficina en Santo Domingo en el 2000 para controlar el abuso, que se amplió para incluir el robo de dinero de los jugadores, sobornos y dopaje. Expulsaron a empleados de los equipos y algunos cazatalentos, conocidos como “buscones”, fueron arrestados.
“Que no lo hagan pensar que todo lo malo lo hicieron los dominicanos, las Grandes Ligas tuvieron su papel”, dijo Porfirio “Popo” Veras, comisionado de béisbol de República Dominicana. “La misma situación escandalosa que existía antes ahora está muy controlada. Pero es como decir que uno no va a respirar más. Donde hay dinero siempre habrá el incentivo para estafar”.
Después de que investigadores de algunos equipos fueron sorprendidos tratando de extorsionar a jugadores y familiares para ocultar sus hallazgos, las Grandes Ligas contrataron tres investigadores propios y otros 10 independientes. Antes de firmar a un jugador, verifican el origen de su certificado de nacimiento, inspeccionan registros de hospitales y escuelas y entrevistan al personal de estas instituciones médicas, las escuelas y los vecinos.
“Son cientos de investigaciones al año, muy detalladas”, dijo Jorge Pérez, ex secretario de Justicia de Puerto Rico contratado por las Ligas Mayores para dirigir sus operaciones en América Latina. “Queremos asegurar que los equipos firman al jugador que creen estar firmando. Hemos podido atacar el problema y el fraude se ha reducido significativamente”.
Ahora las Grandes Ligas inscriben a jugadores desde los 15 años y les toman las huellas dactilares para mantener un mejor control, a pesar de que algunos empleados de hospitales y escuelas también cometen fraude.
Pero en algunas áreas rurales de República Dominicana la gente se demora en inscribir a los recién nacidos, lo que causa problemas a los jugadores. “Es una alarma”, dijo Pérez.
En esos casos, las Grandes Ligas clasifican de “inconclusa” la verificación de edad e identidad del jugador, y algunas veces lo rechazan.
“No sé lo que voy a hacer”, dijo Juan Carlos Paniagua, de 21 años, quien dijo que su contrato de $1.6 millones con los Yankees fue anulado cuando la organización consideró que sus documentos no estaban en orden.
Sus problemas comenzaron cuando la abuela lo inscribió al nacer y declaró que era su madre. Posteriormente las autoridades emitieron un nuevo certificado de nacimiento con la identidad correcta de la madre, pero los investigadores dijeron que el registro de su escuela parecía modificado y lo declararon inelegible durante un año, dijo su entrenador, Darío Moreno Martes.
“Nunca ha tenido una fecha de nacimiento diferente”, dijo molesto Moreno, quien le practicó cuatro pruebas de ADN y le pidió a un juez que probara la identidad de su jugador. “Si no es Carlos Paniagua, entonces dígame quién es”.
Mullin, vicepresidente de las Grandes Ligas a cargo de las investigaciones, declinó discutir el caso en particular, pero dijo que si Paniagua fue suspendido, probablemente hay otras razones.
“Tratamos de hacer las cosas lo mejor posible”, dijo Mullin. “Tratamos de ser lo más justos posible y tratar de ayudar al jugador a probar que es la persona que dice ser. Pero si no puede probar su identidad, no puede recibir una visa para venir a Estados Unidos”.
Las prácticas fraudulentas por lo general se originan en los “buscones”, que hacen el papel de entrenador y agente.
En su declaración jurada en el Consulado dominicano, el jugador conocido todavía como Leo Núñez dijo a las autoridades que su ex entrenador Luis Coronado lo convenció de que tomara el nombre de un amigo porque era más joven y más atractivo para los equipos, declaró el cónsul general dominicano a The Miami Herald.
“Ese fue el entrenador, quien llegó a un acuerdo con los padres del otro muchacho”, dijo la suegra de Oviedo, quien se identificó sólo como Miguelina.
Oviedo no contestó a varios mensajes dejados en su residencia.
Coronado dirige una escuela de béisbol desde su casa a pocas cuadras en Bonao, a unas dos horas de camino de la capital. En este momento tiene nueve muchachos viviendo allí, con la esperanza de seguir los pasos de los jugadores cuyas fotos adornan la pared.
Entre ellos, Oviedo y Wandy Rodríguez, el jugador otrora conocido como Eny Cabreja.
“No soy sólo el agente de ellos. Soy su padre, su madre, su psicólogo, su entrenador”, dijo Coronado. “Un agente es sólo un negociador”.
Coronado no quiso discutir cómo Oviedo se convirtió en Núñez, pero dijo: “No voy a decirle que no conocía su nombre verdadero, porque sería mentir, pero todo el mundo toma sus propias decisiones”.
Coronado reconoció que el robo de identidad era cosa común antes de la ofensiva del 2002.
“En ese entonces todo el mundo vivía de eso”, dijo, insistiendo en que ahora el mismo investiga los documentos de los prospectos. “Trato de evitar problemas. Nunca me han gustado los problemas”.
Como muchos entrenadores, Coronado culpa del fraude a los límites de edad de las Grandes Ligas, que no se aplican a otros países, entre ellos Estados Unidos.
“Nos compran barato y a los cubanos les pagan mucho más”, dijo Coronado. “Si dejaran que los dominicanos firmaran a los 20 años, ningún equipo tendría dinero suficiente. ¿Cuántos millones tendrían que tener para firmar a todos esos jugadores?”.
Víctor Báez, entrenador y buscatalentos independiente, fue arrestado en enero por supuestamente ayudar a los prospectos a cambiar sus registros, pero el caso se derrumbó por falta de pruebas.
“Trataron de culparme por todo lo malo que ha sucedido en el béisbol”, dijo el entrenador Jairo Soriano, quien trabaja en la academia de Báez. “Recuerdo cuando firmé con los Orioles, todos trataron de hacer que me cambiara la edad para conseguir más dinero. A lo mejor habría conseguido más dinero, pero me habría dado problemas. Entonces investigaron y expulsaron a todos los que habían mentido. Pasé de ser el mayor a el más joven de mi equipo”.
Báez perdió recientemente $260,000 por un jugador con documentos fraudulentos, dijo Soriano.
“Les digo a los muchachos que si piensan que por la edad les van a pagar $1 millón en vez de $2 millones, que acepten el millón”.
(Tomado del Miami Herald)