«DOMINICANATION», la muestra de la Fortaleza Ozama, ha terminado.

"DOMINICANATION", la Exposición individual de Jimmy Verdecia
«DOMINICANATION», la Exposición individual de Jimmy Verdecia

No podía dejar pasar el viejo año sin comentar un acontecimiento artístico ocurrido en uno de los espacios, menos imaginados, de Ciudad Colonial, el histórico polvorín conocido como la Fortaleza Ozama, en Santo Domingo.

Jimmy Verdecia

Dentro de ella se alberga un Museo, que ha pasado a ser dirigido por la Arquitecta Ana Cristina Martínez. De ahí que tenga lógica que, 500 años después, se apertura en el mismo, una exposición de Artes Visuales. Resultando ser la primera.

Me refiero a la Exposición individual del artista cubano-dominicano Jimmy Verdecia «DOMINICANATION». Nombre que encierra un estudio crítico del proceso colonizador en la isla y la presencia indígena como elemento integrador dentro de la nacionalidad dominicana.

Con su carisma, con su talento, con su luz natural, Jimmy Verdecia vistió las salas de ese fortín que otrora sirviera para la guerra; y que -por primera vez- hace uso de las artes, como fuente de luz.

De Jimmy Verdecia, podemos decir que es un excelente retratista y sincero exponente de lo conceptual, sin expresarse en plagios con apropiaciones desvergonzadas. Jimmy Verdecia, como artista, ha conseguido colocarse entre los creadores con autoridad, no sólo por el derecho de su mano y su talento, sino también por su constancia.

Un creador que, montado sobre el lienzo, como jinete en pura sangre, emprende su marcha con total seguridad. Nada de brochazos a destiempo ni carambolas gestuales. Jimmy ha desarrollado su propio estilo y método para conseguir efectos con sus veladuras, la superposición de capas; y administra la paleta sin hacer desparrame de colores, enmascarando sutilmente la intención del pincel.

Va hacia dónde quiere y consigue lo que ya su inconsciente concibió. Digamos que es un creador en plena madurez.

«DOMINICANATION», la muestra de la Fortaleza Ozama, ha terminado.

Ya las obras bajaron de los muros rocosos, pero su breve estancia bastó para que la mugre de la guerra se desvencijara, y quedase, empañetado sobre la pared, el recuerdo de un querubín inquieto, desnudo y atinadamente expuesto, entre gesto y color.

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