Ayer recibí un correo en el que se me indicaba que había sido finalista del Desafío Relato 48. Se trata de un certamen literario en el que los participantes se inscriben y a cambio reciben una frase con la que redactar un relato en un plazo inferior a 48 horas. Aproveché la ocasión para trabajar una idea que me venía rondando desde hace algún tiempo y me quedó uno de los textos más divertidos y locos que he escrito nunca. Estaba realmente satisfecho con el resultado y hasta maldecí no haber tenido más espacio para extender alguno de los despiporres allí acontecidos.
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