Carlos Arturo Gamboa

9 de mayo, Colombia.- ¿Qué tienen en común Schubert, Albéniz, Debussy y las empresas de la depredación de la vida? Nada. Los primeros cultivaron la sensibilidad al extremo para exaltar la esencia humana, la existencia, la composición en piano y el culto a la estética musical. Sigue leyendo…