Un seminario reúne a críticos, galeristas y creadores en torno a la agitada década de la Movida

JESÚS ZOTANO. MÁLAGA Los convulsivos años ochenta fueron el germen de numerosos cambios sociales y culturales. España, recién salida del régimen franquista, vivió entonces su década maravillosa. La música, el cine, la literatura, la moda y las artes plásticas adoptaron nuevos lenguajes, recorrieron caminos hasta la fecha desconocidos y se lanzaron en tropel al abrazo de la deseada modernidad. La ilusión, la espontaneidad, las ganas de liberarse de las ataduras del pasado, las noches locas y la efervescencia creativa son los puntos más destacados de aquel tiempo de luces que, indudablemente, también arrojó sus sombras.
Con el fin de repasar qué sucedió en aquellos años en torno al mundo del arte, un nutrido grupo de críticos, galeristas y creadores se reúne a partir de hoy en el Museo Picasso de Málaga en el seminario Éxitos y fracasos de la pintura en los años ochenta, coordinado por el gestor cultural Pedro Pizarro. La cita, que se organiza en paralelo a la actual exposición temporal de la pinacoteca, Kippenberger miró a Picasso, se inaugura esta tarde (20.00 horas) bajo el epígrafe Una mirada desde la teoría y con la presencia de los críticos Manuel Clot, Fernando Huici, Ángel Luis Pérez Villén y Kevin Power. En sucesivas sesiones estarán los galeristas y artistas Juana de Aizpuru, Pepe Cobo, Norberto Dotor, Chema Cobo, Curro González, Ignacio Tovar y Guillermo Paneque.
«Málaga también vivió de manera intensa aquellos años. Junto a Madrid y Barcelona, los epicentros de toda la actividad, Málaga y Vigo se posicionaron como los puntos periféricos que también vivieron intensamente su movida. En los ochenta pasamos del blanco y negro al mundo del color en el mundo del arte y todo aquello ayudó a construir la Málaga cultural», asegura la gestora cultural Tecla Lumbreras, que participará en la segunda sesión de este seminario, el próximo 4 de mayo.
«El entusiasmo de todos en hacer cosas como pocos medios es el verdadero espíritu de aquella época», señala Pizarro, que destaca la agitada actividad del colectivo Agustín Parejo School y cómo en esa década comenzaron a crearse las infraestructuras museísticas, hasta la fecha inexistentes en España, con la Feria de ARCO, que nació en el año 1981, como gran caballo de batalla. «El mundo del arte era mucho más pequeño de lo que es ahora. Fue entonces cuando la sociedad civil y las instituciones democráticas comenzaron a interesarse por el arte contemporáneo», remarca el director del Museo Picasso, José Lebrero, quien también apunta que, pese a que en los ochenta se produjo una gran actividad, ni el espíritu ni el conocimiento han llegado hasta la actualidad.
«Se acabó la fiesta»
Lo dice Tecla Lumbreras: «En los noventa, se acabó la fiesta», refiriéndose a que la efervescencia de los ochenta se diluyó con la llegada de la década siguiente. Como la música y la moda, el arte ochentero fue engullido de un golpe.
Pizarro se lamenta de que en la actualidad, el interés de la instituciones en el arte se haya traducido en una oferta desmedida. «El exceso de apoyo institucional es uno de los lastres de aquella época, como lo es el mimetismo de los centros de arte, en los que todos tienen a los mismos autores, o la inexistencia de coleccionistas». Y José Lebrero se pregunta «qué ha quedado de todo esto». Este seminario intentará ofrecer las respuestas. Si es que existen.