Por Raysa White

Hace poco más de tres años, un señor llamado Julio Assange creó un portal a la manera de Wikipedia y lo bautizó con el título de Wikileaks, leído en español sería Wikifiltraciones. Este tipo de espacio en un país democrático es completamente legal. Pero ha ocurrido que alguien embutido en las entrañas del sistema de información del gobierno de los Estados Unidos, le ha facilitado a Julio Assange -según se dice- 251,287 cables los cuales registran el flujo secreto de su corredor diplomático. A Julio Assange, cuyo portal tuvo que cerrar hace poco más de un mes por problemas financieros, este material le venía que ni pintado; por lo que el australiano, midiendo el aquí y el allá, ni corto ni perezoso, en un impulso ariano, los colocó en nichos estratégicos. La chismografía de los cables es tan sustanciosa que algunos medios, principalmente europeos, se mostraron bien dispuestos a negociar.
Para los lectores de habla hispana su portavoz ha sido El País, quien a cuentas gotas y de un modo tendencioso, cada día va destapando la puntita del iceberg, cuya profundidad aún no ha podido ser calculada.
¿Qué revelan estos cables? A saber, cuánta inmundicia existe en las relaciones internacionales de la mundana familia estatal. Nadie queda fuera de los fétidos corrales.
Mirándolo desde aquí, sólo hemos confirmado lo que ya tantos suponíamos y es que ningún gobierno, sin excepción, merece el apelativo de “respetable”. En la esfera de la política es menester magnos estómagos, puesto su gran podredumbre a digerir.
El propósito de Wikileaks, de acuerdo a sus cercanas recomendaciones, es poner al desnudo dicha realidad.
“No practicamos la desobediencia civil. Wikileaks practica la obediencia civil, es decir, somos una organización que trata de hacer que el mundo sea más civilizado y actúa contra organizaciones abusivas que presionan en la dirección opuesta”.
Los mueve, sobretodo, el ansia de la transparencia y activación del derecho a la total información, clara y sin ambages, que tiene el ciudadano común.
“Wikileaks es un servicio público internacional; nos especializamos en permitir a periodistas o informantes que han sido censurados a presentar sus materiales al público”.
Y en desdén a la endémica cobardía, Assange acuñó la frase: “el coraje es contagioso”.
Efectivamente, sus noticias, hasta cierto punto, han contribuido a que la gente tome conciencia de la realidad que viven sus gobiernos.
Pero qué les digo, nunca me he fiado de la eficacia de la transparencia en relación a los medios masivos. La información es algo delicado, y no se debe exponer abiertamente a la vista de un vulgar lector. La transparencia de la información debe obedecer a intenciones de veracidad constructiva.
Por ello pienso que el «cablegate» protagonizado por los citados camaradas no debe verse con tan ligera euforia.
La difusión desenfrenada de estos cables, en mi humilde opinión, fomentan la división entre los países, crean la desconfianza y ponen en peligro planes de posibles alianzas para la estabilización de relaciones por mucho tiempo deterioradas; así como debilitan la acción de naciones facilitadoras en el enfriamiento de complejos conflictos.
Por el hecho de que desacrediten y pongan en situación difícil al consabido “coco”; y algunos pocos hayan puesto al descubierto situaciones de perfidia política o deslealtad hacia la ciudadanía que se representa, no debemos comportarnos superficialmente en relación a un acto a todas luces oportunista y malintencionado. La revelación masiva y nada selectiva de estos cables ha sido hecha no por personas conscientes, sino soeces.
Si observamos con más detenimiento la situación nos percataremos de que el destape no perjudica sólo a los Estados Unidos, sino daña también a numerosas personas y decisiones importantes entre muchos y variados países.
Cuando se hacen revelaciones de esta índole por razones éticas o justicieras, como el caso Elisberg- Chomsky, se puede hablar de valentía y conducta ciudadana, pero de la manera en que ha operado Wikileads no se apunta hacia ningún ánimo de transparencia, ni a posiciones de principios, por el contrario, se percibe una gran irresponsabilidad.
Nos están haciendo nadar en un mar de chismografía confidencial que dentro de poco a nadie importa. Las embajadas –aunque en ellas trabaja cierto personal de apoyo- no son los servicios secretos de ningún país, estos servicios suelen ser más refinados.
Muchos se sienten felices por el apuro en que han puesto a los Estados Unidos. Pero yo me pregunto ¿en qué perjudica a un gobierno el que sea revelado lo que le informa su personal de embajada? No es secreto que mucha de esta información se queda a dormir en las gavetas o va a parar a los latones de basura. Quizás sería perjudicial para el gobierno de una nación el que se conozca la estrategia que va a trazar a raíz de alguna información que reciba. Pero esto Wikileaks no ha conseguido que lo cuelguen en su ventana indiscreta. De modo que si yo fuera gobierno, Julio Assange me importaría un bledo. ¿Qué delito puede cometer un individuo o un grupo que publica chismes confidenciales? La falta de Julio Assange es más de tipo ética, pero hoy día la ética es una disciplina de la que nadie se acuerda.
Desvelar los misterios del “coco” es motivo de gozo, más no se confíen, poco a poco se irán develando otros misterios, y es muy probable que a algunos se les congele la sonrisa en la boca. No se debe cantar victoria hasta el final del juego.
Dentro de pocos meses, les repito, esto no será más que una reminiscencia de chismes y motivo de común deleite para aquellos que ven la información con sentimiento barrial. Más yo les digo: Nadie, absolutamente nadie se beneficia con la filtración de cables de Wikileaks.
Varios pudieron ser los móviles que dieron lugar a esta decisión, pero ninguno apunta a un buen proceder. Julio Assange no merece ni estímulo ni solidaridad, más bien merece desprecio.
Aún faltan más de dos mil cables por publicar. Veamos cuando floten todos sobre el pantano si algunos de los hoy contentos no estarán enfadados mañana.
NOTA: Los trabajos firmados por la poetisa y periodista cubana Raysa White pueden ser usados completos o en parte, siempre que se cite a la autora y la fuente. Recomendamos tomen con respeto lo que se les ofrece gratis y de buena fe. (Asesoría legal de Akerú Publicaciones).
Un saludo para ti Raisa y los buenos deseos de que portales como este se mantengan como alternativas comunicacionales.
Mira, sobre lo que acabas de publicar estoy 100% de acuerdo contigo. No le acabo de encontrar la importancia que se le quiere dar a lo que un diplomático transmita a su gobierno que como quiera pensarse no es más que su punto de vista. Es más, supongo que en los manuales de cualquier diplomático figure como tarea principal analizar, tomar el pulso y hacer pronósticos del país donde se le ha asignado.
Lo diabólico de esto es su divulgación como trapos al Sol.
Assange, o como se llame el ausraliano, ha procedido como el más amarillista de los seudo periodistas que pululan por el mundo sacándole aceite a un ladrillo con tal de conseguir un buen centimetraje en prensa. De tipos así se puede esperar todo. Son peores que los Paparazis.
Un buen analisis de su accionar lo encontrarás si te haces la siguiente pregunta…¿dónde está el dinero?
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Acabo de leer este excelente artículo, escrito por mi gran amiga Raisa White, poeta y periodista cubana, que en este portal, Akerúnoticias, hace enfasis como uno de los más serios espacios que desarrollan variados temas en el ámbito hispanoamericano e internacional, por lo que, ni corto ni perezoso, ahora me lo llevo, con su consentimiento, para darlo a conocer en otros sitios, debido a que no es sólo uno de los asuntos más controversiales que se han venido tratando en la actualidad, sino por su manera ética y responsable de encararlo, junto al enjuiciando de las diferentes aristas de dicho problema, en aras de un debate serio y pormenorizado del rol que deben jugar los diversos sistemas informativos, los medios de comunicación y difusión masiva, en torno al manejo de la internet y la libertad de expresión, como vías seguras del encauce de las noticias y la información, mas no un vertedero, donde podemos evacuar lo que nos venga en gana o nos faciliten, para acreditar o desacreditar personas y/o instituciones en cualquier parte del mundo.
Lo que ha sucedido hace unas semanas, con Wikileaks, es algo que pone en tela de juicio el porvenir de la internet , universalmente hablando, por tanto, conviene que hagamos todos nuestras pertinentes reflexiones, con miras de configurar un panorama mucho más positivo y responsable en torno al asunto, que ahora vamos a someter para su debate y consideración, a través de esta enjundiosa monografía de Raisa White, cuyo contenido nos demuestra que en Web revuelta, ganancia de Wikiliadores.
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